El sentir de un suplente - joseperezherrera.com
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El sentir de un suplente

El sentir de un suplente

Se acerca el primer tercio de liga, nuestro equipo está en buena dinámica de juego y resultados; la afición se ilusiona y acompaña; todo ello hace que muchos jugadores estén mostrando un alto rendimiento y suenen los nombres de muchos de ellos; el cuerpo técnico, al completo, se siente orgulloso y satisfecho del rendimiento del equipo hasta el momento.
Llegas a casa, de madrugada tras un largo viaje de vuelta. Fue un dia estresante y cargado de emociones y decisiones complicadas. Ducha, pijama, y a la cama que mañana toca de nuevo entrenar. Pero de repente te das cuenta de que un sentimiento de culpabilidad te invade, aparece un resquemor que no te deja conciliar el sueño, no encuentras tranquilidad pese al gran partido del equipo fuera de casa y con victoria por 0-2.
“¿Qué me ocurre? ¿Qué me inquieta? ¿Qué no me deja conciliar el sueño tras un largo viaje de vuelta?…”, te sueles preguntar mientras tú mente acelerada busca una respuesta.
De repente llega el flash: “¡Es por ellos! ¡Sí! Los que se encuentran en la sombra de los que hoy fueron protagonistas. ¡Sí! En la sombra de un juego colectivo que está dando resultados y no se están sintiendo partícipes. ¡Sí! En la sombra de un trabajo diario y conscientes de que se están dejando el alma. ¡Sí! Esos que mañana lunes madrugarán como los demás y harán la parte exigente de la sesión porque no dispusieron de demasiados minutos o, básicamente, no participaron”.


Aflora la empatía, ese sentimiento que te hace ponerte en el lugar del otro, pero que sólo llegas a comprenderlo si has vivido una experiencia igual o similar en tu vida, y te preguntas: “¿Cómo se sentirán?, ¿Cuál será su nivel de sufrimiento?, ¿Cómo podemos aliviarlos?, ¿Estamos siendo verdaderamente injustos con ellos?…”
Y te afirmas a ti mismo: “¡Sí! Están jodidos. No están disfrutando de este momento como los demás aun siendo igual de importantes. ¡Joder! No se lo merecen. Ya pocos los nombran, y algunos, ni se acuerdan de ellos… ¡Es injusto!”. Injusto, a veces como la vida misma.
En mi etapa como jugador no llegué ni a la semi-profesionalidad, pese a que lo sintiera y viviera como tal, pero por suerte en mis humildes equipos fui muchas veces titular, pero sobre todo, suplente, y puedo asegurar que en ese momento la impaciencia siempre aparece.
Ahora recuerdo aquellos sentimientos de impotencia e indignación al no ver recompensado el esfuerzo en modo de oportunidades; de sentir o plantear a veces si merecía la pena; el pensar si era válido para esto; rondar la idea por la cabeza de arrojar la toalla; el estar convencido de que no se estaba siendo justo conmigo. Pensamientos negativos lo llaman. Así fue y así será siempre.


Es duro amigos, pero este es el sentir del suplente, del sufridor, del constante, del que insiste. Ese jugador que se exige infatigablemente buscando su oportunidad, ese que mejora la calidad interna del equipo pero que pocos valoran; ese que pide paso y que obliga al resto a no sentirse imprescindible; ese que a pesar de todo suma y celebra los goles de sus compañeros como uno más, aunque luego le irrumpa la frustración por no sentirse partícipe directo de los éxitos.
Así que no los olviden nunca, no los desestimen, no los abandonen, ni dejen de reconocerles el esfuerzo, porque ese sufrimiento e insistencia a la sombra son la base de todo equipo ganador.
Y denle tiempo a que la oportunidad les llegue, porque gracias a su actitud les llegará, y ese dia, ellos serán los principales protagonistas, y no precisamente por casualidad.