
19 Ago Aceptar la pérdida de comodidad
Nadie pone en duda que el fútbol modesto está plagado de dificultades. Cada temporada asumimos la experiencia de conocer alguna nueva, sufrirlas, poder gestionarlas y de transformarlas de la mejor manera posible en soluciones o fortalezas. Ahora bien, tengamos claro que esa transformación al entrenador o jugador modesto no le sale “gratis”.
Muchas veces en este fútbol se requiere de un esfuerzo económico, intelectual, físico, incluso emocional de los principales protagonistas, la plantilla, para no atascarnos en la queja o en el desgaste emocional del lamento continuo. Nosotros lo llamamos “aceptación de la pérdida de comodidad”, algo que sin duda nos obligará a realizar esa serie de esfuerzos y sacrificios de todo tipo, y que a la larga desembocará en un desarrollo y una evolución deportiva.
Asumir gastos inesperados, madrugar y ponernos en carretera para desplazarnos a unos 50 kms de distancia de nuestro estadio para poder entrenar con un mínimo de calidad y de espacio, compartir un vestuario de 10 x 5 metros con tres simples duchas de agua fría para 40 miembros de una plantilla, además de adaptarnos a las circunstancias que todas esas carencias nos lleven. Estas situaciones son pura realidad, y las conoce el equipo de barrio de tu ciudad, o el equipo humilde de un pequeño pueblo de tu provincia, incluso en Segunda División B también las compartimos, no está tan distante como creemos.
Es justo valorar el esfuerzo que hacen cada dia esos jugadores y técnicos del fútbol modesto, y a veces no tan modestos, por cumplir con su trabajo, obligación o pasión, pese a los obstáculos, aunque estos también estén de suerte, pues desarrollarán una capacidad difícil de adquirir, que sólo en la experiencia en un día a día repleto de dificultades puede aparecer, la capacidad de aceptación y adaptación. Están de enhorabuena, pues en el futuro se convertirá en su mejor herramienta para la resolución de conflictos.
Igual que una buena pluma no escribe en papel mojado, o un bólido de carreras no alcanza su máxima velocidad en un asfalto irregular, un deportista, entre ellos un jugador de fútbol, necesita de los mejores medios para lograr su mejor rendimiento, pero ante la ausencia de esos medios no nos quejemos en demasía, pues ello sólo nos desgasta emocionalmente. Aceptemos las limitaciones que están fuera de nuestro control, y practiquemos en su lugar la capacidad para adaptarnos al entorno, al medio y a las circunstancias.
Una vez adaptados y superadas las dificultades entre todos, nos sentiremos satisfechos del trabajo realizado, orgullosos de los que nos acompañaron para lograrlo, y sin lugar a dudas nos habremos convertido en un equipo más fuerte y unido